"Yo pensaba que se me iba a pasar, que conocería una chica", recuerda David -nombre ficticio- sobre sí mismo cuando tenía 25 años. Apenas había tenido algún encuentro homosexual por entonces, pero se había criado en una familia que describe como religiosa y algo machista. Su único referente gay era un primo de su padre que había muerto de sida en los 90: "Era el ejemplo de que los maricones se mueren de sida y se van al infierno, eso es lo que yo escuchaba".
|
etiquetas: secuelas , terapias , conversión , homosexuales , suicidio