El luddismo fue un movimiento de artesanos del XIX dedicados a destruir las nuevas máquinas que amenazaban con reemplazarlos por trabajadores menos cualificados. La idea era básica y simple: si se eliminaban las máquinas se eliminaba el problema. Dos cientos años después en Barcelona nos encontramos con un problema parecido. Una fuerte corriente considera que los pisos turísticos son culpables de toda suerte de problemas: molestias nocturnas, gentrificación, falta de vivienda, aumento de los alquileres, pérdida del comercio local, etc...