Anteayer, muchos indios se frotaban los ojos al ver a familias enteras con niños muy pequeños, en las salidas de Delhi, andando rumbo a pueblos a más de cuatrocientos kilómetros de distancia, en Madhya Pradesh, o incluso a Nepal, a setecientos kilómetros. Ante la indignación por estas escenas, ayer se fletaron decenas de autobuses para devolver a estas familias a su estado, provocando mareas humanas todavía más escalofriantes. Sobre todo, teniendo en cuenta que el objetivo del confinamiento no era otro que evitar el contagio del coronavirus.