"Si alguien me pregunta, como saben que he sido afectada, siempre aconsejo que vendan la casa o que la quemen, cualquier cosa antes de alquilarla”, sentencia Lorena López, de 45 años. Es una de los miles de propietarios que han sido víctimas de inquilinos que dejan de pagar la renta, lo que popularmente se conoce como inquiocupación —que nada tiene que ver con la ocupación, es decir, con los delitos de usurpación y allanamiento—, aunque el término no existe legalmente.