Podemos es un partido. Nuevo, de apenas un año, pero un partido al fin y al cabo. Y como en todo partido, hay dirigentes, candidatos, militantes, simpatizantes, corrientes, votantes y contrincantes electorales. En el caso de Podemos, ha pasado en menos de 12 meses de representar la expectativa de un cambio político que no pasara por la alternancia entre PSOE y PP, a la posibilidad de no ser decisivo por la irrupción de otro actor político, Ciudadanos, que intenta abanderar el "cambio tranquilo", "responsable".