España no existe. Hay un Estado con ese nombre, qué duda cabe; pero una nación española nunca la ha habido. Y seguramente nunca la habrá. El nacionalismo español, en todas sus manifestaciones, no es más que una fantasía histérica que sirve para encubrir esa dura verdad. Las élites ibéricas se han acostumbrado desde la Edad Media a ver al pueblo como enemigo-por-batir.En su deseo desesperado por una nación homogénea echa la culpa de la crisis –judíos, obreros, campesinos, catalanes, vascos, inmigrantes, rojos, terroristas, mujeres– en un auto