La supuesta presencia de grupos opositores armados en Siria, al margen de las bandas terroristas, se está convirtiendo en una cortina de humo que Occidente emplea para desvirtuar la realidad de lo que aquí acontece. Salir en defensa de estos supuestos grupos -de los que muchos dudan que existan-, fue la mejor manera de ocultar el fracaso de una política liderada por Estados Unidos, de crear ante los ojos del mundo, la imagen de rebeldes antigubernamentales que luchaban por derrocar un gobierno.