Los numerosos fans de Rajoy, en el partido y en los medios, son maestros consumados en aplicar una lógica sectaria, todo lo positivo para mí, todo lo negativo para el contrario, más o menos lo que antes se llamaba la ley del embudo.En una Monarquía parlamentaria el Primer Ministro que no obtenga la confianza de la Cámara ha de dimitir de inmediato.La quimera es pensar que se pueda cambiar la realidad política modificando normas, sin transformar la cultura política imperante