Más allá de esos golpes que reciben muchas mujeres, duele más no tener instancias que apoyen y protejan de ellas. Esa angustia, frustación, impotencia y demás sentimientos acumulados, tarde o temprano se ven reflejados en los más vulnerables: los hijos. Aquellos seres inocentes que tienen que aprender y sobrevivir a una vida que no es justa, pero que así les tocó vivir. Cuando leen o saben de alguien víctima de esta situación, es incomprensible para muchos el que "sigan viviendo alli, si tan sencillo que es irse". Pero, ¿será tan fácil? No.