Santillana dice en un libro de Bachillerato que Marx fue un enamorado del capitalismo. Vamos, que si por él fuera le pondría un monumento. Se les ha olvidado eso de trabajadores del mundo uníos, aquello de que un fantasma recorre el mundo, y, por supuesto, lo de que el capitalismo engendra sus propios sepultureros, esto es, los trabajadores.