Sus palabras no dejan lugar a dudas. A su juicio, la dictadura franquista "no fusilaba por capricho". Su razonamiento ante tal aseveración se apoya en que "tenía consejos de guerra. Se juzgó a criminales con infinidad de crímenes". Y entonces llega a las cifras, a los números y suelta que "de las 36.000 condenas a muerte sólo se fusila a 23.000". Un revisionismo a la carta, con un dato escalofriante pero que, para el vicepresidente de la Fundación Francisco Franco, es "entre comillas, ridícula comparada con Italia, Francia y los del Eje".