Un edificio cualquiera, sin rótulos, en las afueras de San Petersburgo. Esta fábrica de trolls emplea a cientos de blogueros, que cobran entre entre 40 000 y 65 000 rublos al mes (entre 745 y 1200 euros). En una atmósfera impersonal y recelosa (reir está prohibido, y es susceptible de multa, el colegueo no es bienvenido) pasan doce horas, tanto de día como de noche, haciendo comentarios y alimentando las discusiones. Trabajan en equipos de tres, asumiendo roles e interpelándose entre ellos. Traducción completa en comentario 1
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