Decenas de camiones con jamón podrido recorren las autopistas de toda España. Esconden de nave en nave embutidos en mal estado, carne caducada y productos sin trazabilidad alimentaria. Y los investigadores no sólo lo saben, sino que ya han constatado el intento de destrucción de pruebas.La mercancía era movida de un lugar a otro para evitar ser descubierta. Y si en las naves industriales se destruyen jamones, en las oficinas de las empresas de la trama se destruyen papeles, se cambian facturas y albaranes. Lo han comprobado los investigadores.
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