El soberano holandés cierra todos los años una zona de una finca situada en el centro de Países Bajos, junto al palacio Het Loo, para cazar. El terreno es propiedad del Estado, pero con derecho de uso por parte de la Corona. Si el rey persiste en impedir el paso al público en el denominado Dominio de la Corona Het Loo, perderá el subsidio de 4,7 millones de euros recibido cada cinco años para cuidar esta reserva natural.
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