El chico, de 15 años, tenía huesos rotos, golpes en la cabeza y apenas pesaba 36 kilos. Los médicos que le han atendido asegura que habría muerto en una semana. Gracias a que una persona que paseaba cerca de la granja de Oklahoma en la que han sucedido los hechos percibió algo sospechoso y dio aviso a las autoridades, han podido localizar a un adolescente en condiciones infrahumanas. Justo a tiempo, porque los médicos que lo han atendido aseguran que apenas hubiera sobrevivido una semana más.
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