El idioma, las dificultades para alquilar pisos y el ansia por ver a los suyos alientan la marcha. Poco después de que estallara la guerra en Ucrania, Alyona Ostashevska, profesora de inglés; su hijo Andrii, de 17 años, y su hija Anna, de 14, dejaron su hogar, en Kyiv, aterrorizados por las bombas. A principios de marzo, ya estaban instalados en un piso de Reus cedido de manera altruista por sus propietarios.
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