La lucha por frenar la propagación del ébola se complica: hay que vencer las creencias más tribales y ganarse la credibilidad de pacientes que prefieren acudir a sus curanderos antes que acercarse a un médico occidental. El Gobierno de Liberia sigue desbordado: en un puesto de control emplean los mismos tres termómetros para tomar la temperatura a miles de ciudadanos. En Monrovia, los vecinos de un barrio de asaltan un centro de aislamiento y liberan a los enfermos al grito de "El ébola es un engaño".
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