Utilizando una metodología de revisión de alcance, examinamos 445 estudios publicados en revistas encontramos que el 92.5 por ciento de las publicaciones no indicaban si los órganos trasplantados se obtuvieron o no de prisioneros ejecutados. Casi todos ellos (99 por ciento) no informaron si los donantes de órganos dieron su consentimiento. Además, un conjunto creciente de pruebas creíbles sugiere que la recolección de órganos no se limita a presos condenados, sino que también incluye a presos de conciencia.
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