Vaciadas de vecinos y a punto de caer en el olvido, estas aldeas optaron por transformar su caserío en un hotel sin perder un ápice de su personalidad. El lobby es la taberna del pueblo, donde además se sirve el desayuno. Los pasillos del hotel son las mismas callejuelas que dibujan su entramado medieval. Las habitaciones, las distintas casitas rehabilitadas.
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