Moscú asumió que la interrupción de sus exportaciones desencadenaría nuevas turbulencias en los mercados de crudo. Arabia Saudí, el miembro más influyente de la OPEP, puede estar menos dispuesta a ofrecer un salvavidas a Moscú, ya que considera desagradable la ampliación de la cooperación militar entre Rusia e Irán. La progresiva reducción de los volúmenes de exportación y de los ingresos tendrá un profundo impacto en la industria petrolera rusa.
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