Su mentalidad oscila entre “quien venga después ya cambiará las cosas”, “da igual el cambio climático, porque si sus efectos se producen, mi país estará bien situado para afrontarlo” y “yo sigo siendo rico, que se preocupen los demás”. Son estas personas las que están en posición de impulsar el cambio real, pero se niegan por razones coyunturales, de conveniencia política o de puro interés, y esa lógica no depende de la edad que se tenga ni de lo bien o mal que les caiga Greta
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