Los policías, tras incautar la droga, pensaron que la mejor idea para librarse de ella era quemarla en el centro del pueblo. Sin embargo, no consideraron las molestas que podía ocasionar a los habitantes del lugar. Para llevar a cabo la quema, los agentes se pusieron máscaras contra el humo. Sin embargo, los habitantes no disponían de ellas y a los pocos minutos de comenzar, los centros de Policía comenzaron a recibir numerosas llamadas.
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