No es más que una estrategia para conseguir “el sueño de cualquier vendedor”, es decir, “cobrarle a cada cliente el precio máximo que está dispuesto a pagar por su producto para maximizar sus beneficios”. Programas y aplicaciones hacen bailar las cifras siguiendo diferentes patrones elegidos por las empresas, entre las que no solo se encuentran las aerolíneas y los hoteles. Amazon es un verdadero maestro aplicando ajustes dinámicos, que pueden variar el precio de los productos hasta en un 250 % en un mismo año; y Uber hace otro tanto, cobrando
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