Rara vez he sentido más inquietud por escribir una columna que esta. Pero aquí va: después de más de un siglo de crecimiento casi continuo, el apetito mundial por el petróleo está llegando a su punto máximo y pronto entrará en declive terminal. Eso es difícil de escribir, porque aquellos que han dicho que el petróleo ha tocado techo tienen un historial de pronósticos a la par con el escepticismo del productor de cine Harry Warner de que la gente en la década de 1920 quería ver películas sonoras.
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