Érase una vez un mundo del fútbol donde los jugadores tenían preocupaciones e inquietudes. Una sonrisa perfecta, un corte de pelo a la última, vestir de acuerdo a la moda más vanguardista, conducir un coche caro, alternar con modelos... eran necesidades básicas aún entonces, pero no eran las únicas necesidades como sí lo son ahora. En la década de los 70, uno de los mejores jugadores del mundo formó parte de la generación de mayo del '68, era seguidor de Ho Chi Minh y admirador del Che Guevara: Paul Breitner.
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