Un mundo más desigual es el legado inmediato de la pandemia. La brecha entre ricos y pobres siguió creciendo entre 2019 y 2021, cuando la covid-19 impuso un abrupto paréntesis a la etapa de crecimiento que vivía la economía global. En la cúspide de la pirámide, un reducido y selecto club de multimillonarios –el 0,001% de la población– vio cómo sus fortunas crecían un 14%. En una amplísima base, 100 millones de personas más se veían abocadas a la extrema pobreza.
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