La subasta marginalista se estableció en 1997 como el mecanismo óptimo de fijación de precios de la electricidad. Cuando la mayoría de tecnologías de generación tenían su coste principal en el combustible que quemaban: carbón, fueloil, gas, nuclear e hidráulica. Entonces era el mecanismo óptimo de fijación de precios. Al multiplicarse por diez el precio del gas, la subasta marginalista ha creado una situación absurda. Hacer una tarifa plana entre peras, manzanas y plátanos puede ser útil, hacerlo entre fruta y caviar, ya no.
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