Los padres explicaron que su hijo tenía una afección respiratoria y que un día no se despertó. Desde entonces, dicen, no "asumían" que el niño había muerto y creían que dormía. Por ello, toda la familia hizo vida durante al menos un mes alrededor del cadáver. Pensaron que si rezaban lo suficiente acabaría despertando. Antes de que muriera lo habían intentado curar con medicina homeopática, ya que desconfiaban de la convencional.
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