Era poco después de la medianoche del 2 de noviembre de 2018. Martínez y sus hijas habían recorrido más de 3.200 kilómetros en autobús desde su país de origen, Honduras, en un viaje de 15 días hasta la frontera de México con Texas, EE.UU., país en el que pensaban pedir asilo. Las niñas tenían entonces 10, 12 y 14 años. Durante un mes, Martínez preguntó una y otra vez a los agentes estadounidenses cuándo podría volver a ver a sus hijas. Nunca obtuvo respuestas.
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