Los esfuerzos para expandir los sistemas de bienestar social, como las guarderías y la licencia parental, no parecen tener mucho efecto en las tasas de natalidad. Finlandia, por ejemplo, tiene uno de los sistemas de bienestar social para madres e hijos más completos del mundo, pero la tasa de fecundidad del país ha disminuido drásticamente. En 1,37 en 2020, es casi tan bajo como la tasa de 1,34 de Japón para el mismo año.
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