Tengan claro que no nos pasamos las tardes jugando al golf, ni navegando en nuestro yate. No conozco a ningún compañero que tenga de eso. Tampoco los jueces de a pie compartimos mesa y mantel, ni palco en el fútbol con los políticos, ni con los banqueros o grandes empresarios. Realmente, muchas veces nuestro almuerzo consiste en un bocata engullido rápidamente en el despacho entre declaración y declaración a las tres o cuatro de la tarde si estamos de guardia. Y al llegar a casa tampoco nos pegamos una siesta de aquellas que glosaba Cela..
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