Abascal e Iglesias se niegan a ejercer de palafreneros o mozos de espadas de dos señoritos de la política que se creen con derecho a obtener todo a cambio de nada. Sánchez engañó a los votantes de la izquierda respecto a sus verdaderas intenciones hacia Podemos. También jugó con el propio Iglesias. Para Sánchez, esta es una cuestión de poder hegemónico. Para Iglesias, de supervivencia.
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