El grupo de activistas Peng-Kollektiv consiguió hablar con los jefes de algunas grandes empresas alemanas (RWE, Westfleisch, BMW, el Aeropuerto de Hamburgo, Asklepios, Helios, Vonovia) creando una ficticia oficina federal. El resultado: sí a las ayudas económicas por parte del gobierno, no a algún plan que cambie el modelo actual de crecimiento económico.
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