Actualidad y sociedad
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El mundo como voluntad y representación

Al pequeño Nicolás –"el Zelig del PP", como me escribe una amiga– le ha faltado cinismo y le ha sobrado impaciencia. Con menos ingenuidad hubiese llegado más lejos; porque ingenuidad es, al fin y al cabo, jugárselo todo al teatro, sin ningún postizo legal, como los otros. Yo conocí a un pequeño Nicolás, Julio Romero, que tenía su familla en ciertos ámbitos del Madrid de la década de 1990 y parte de la de 2000. Se había propuesto hacerse rico antes de los veinte años, y se suicidó antes de los cuarenta.

| etiquetas: opinión , nicolás , julio romero

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