Primero que nada, nadie sube a un niño a un avión solamente por diversión. Lloran porque les duelen los oídos y los obligan a quedarse en la misma posición durante mucho tiempo, o porque el aire huele raro y los ruidos son muy fuertes, o sus estómagos están revueltos, o han tenido un día muy largo o simplemente están de malas. Igual que todos nosotros.
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