En los últimos tiempos, la volatilidad o, mejor dicho, la no volatilidad, se ha convertido en una preocupación creciente de analistas e inversores. Se ha visto con los últimos acontecimientos, que en otra época podrían haber puesto los mercados patas arriba: atentados terroristas, la victoria de Donald Trump o incluso el Brexit, aunque, tras el susto inicial al conocer el sorprendente resultado del referéndum, la sangre no ha llegado al río, y eso que un año después hay casi más dudas sobre cómo van a evolucionar los acontecimientos.
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