Me da que con su compadre emérito fue más indulgente, por mucho humo que saliese de la chimenea de la alcoba y de las cuentas de los bancos. Peñafiel propone ser el Unabomber de Zarzuela clavando en una pica la cabeza de su víctima junto a la cancela de la finca. Estas operaciones de ultraje delatan, por el otro extremo, la maldad de los bufones.
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