Ahora, seis años después, Mel Gibson ha declarado que “no tiene nada que perder” y está decidido a desempeñar su papel en la erradicación del mal de la pedofilia de élite y el tráfico de niños, independientemente de las consecuencias personales. Tenemos que unirnos a valientes patriotas como Kari Lake para negarnos a acobardarnos ante la élite y sus perros de presa en los principales medios de comunicación.
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