Se nos exige que demos vida, sí, pero silenciosamente, sin que se note mucho, en privado, sin que condicione las dinámicas de trabajo.Las reacciones ante el gesto de Carolina Bescansa llevando a su bebé al Congreso demuestran cuánto camino queda aún por recorrer en las libertades de las mujeres a la hora de elegir su modelo de crianza.Se elogia la entrega absoluta al trabajo mientras se desprecia la productividad social de la maternidad.
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