Aunque quiso quedarse en Afganistán, su entorno la convenció que era mejor seguir luchando en el exilio. Ahora reside en Cataluña, desde donde sigue apoyando el derecho de las niñas afganas a la escolarización: Tenemos que seguir peleando y tenemos que hacerlo nosotros, porque ningún país extranjero se va a preocupar por nuestros derechos. Lo experimentamos con los rusos, con los británicos, con EE.UU., con la OTAN y con los países vecinos".
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