El Gobierno inglés se puso en contacto con los clubes ‘rebeldes’. El sentido de su mensaje fue este: no podemos impedir legalmente esta competición, pero sí podemos aprobar un durísimo impuesto sobre el lujo y sobre todo, gracias al Brexit, complicar muchísimo los trámites para los permisos de residencia de los futbolistas extranjeros. Los equipos sabían que Boris Johnson podía hacerlo. El primer ministro aprovechó esta batalla para aumentar todavía más su apoyo popular, ya en alza gracias a la enorme campaña de vacunación.
|
etiquetas: superliga , boris , johnson , inglaterra