El hombre, de 54 años, llevaba tiempo conviviendo con estos ejemplares e incluso había puesto en marcha un criadero del que salían reptiles destinados a su comercialización. Pero se trataba de un negocio ilegal de cuya existencia se tuvo conocimiento por parte de la Guardia Civil a mediados del año 2021. Y es que por mucho cariño que les tuviera y por muy bien que las tratase, la realidad es que el individuo no estaba autorizado para tener en su vivienda ese tipo de animales, considerados especies protegidas y algunos en peligro de extinción.
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