El condenado circulaba a 176 km/h en una vía con velocidad máxima a 90km/h. Medición que la sentencia califica de “criminal y salvaje”. La juez le impone una indemnización sin precedentes de casi cinco millones de euros, que podría llegar a los siete con intereses, exime de cualquier responsabilidad al fallecido, al que define como un “conductor modélico” y deduce falso testimonio a tres de los Mossos d’Esquadra que sostuvieron en el juicio que la víctima fue el único responsable por no haber valorado suficiente cuando incorporarse tras el stop
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