Víctor Jara escribió su último poema dos horas antes de ser asesinado. Cogió una libreta, un lápiz y empezó a garabatear con rapidez: "La sangre para ellos son medallas. La matanza es un acto de heroísmo ¿Es este el mundo que creaste, dios mío?". Tras el punto final, un soldado del ejército de Pinochet le agarró del brazo con violencia y se lo llevó al que fue su último destino.
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