Situada unos 40 kilómetros al sur del centro de Los Ángeles y formada por mansiones construidas sobre acantilados con vistas al océano Pacífico, lleva tiempo viéndose amenazada por la inestabilidad del terreno. Pero la situación empeoró en los últimos meses, y algunos de los 42.000 habitantes insisten en permanecer en sus multimillonarias casas. El gobierno del condado explicó que se reservaron US$5 millones para ayudar en casos de desastre, pero que no son suficientes. "Se requiere una mayor respuesta por parte del estado" de California.
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