Según la red europea Copérnico, los días 21, 22 y 23 de julio fueron los tres días más calurosos jamás registrados en todo el mundo, y el 22 de julio ostentó el récord absoluto de 17,16 grados Celsius. Guterres reiteró su llamado a la humanidad a luchar contra su "adicción" a los combustibles fósiles. "Hoy nos centramos en el impacto del calor extremo. Pero no olvidemos que hay muchos otros síntomas devastadores de la crisis climática: huracanes cada vez más feroces. Inundaciones. Sequías. Incendios forestales. Aumento del nivel del mar".
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