Vahid Afkari, de 37 años, lleva 1.000 días encerrado en régimen de aislamiento en Irán. Pese a la dura represión contra la disidencia que caracteriza a las autoridades de este país, no es usual que mantengan a un preso confinado en solitario durante tanto tiempo. "Cada vez que sus parientes visitan a Vahid en prisión intentan apoyarlo, pero es él quien les levanta el ánimo", me comenta una fuente cercana a la familia. En cada comida en la mesa de los Afkari no solo falta Vahid. Tampoco están dos de sus hermanos.
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