Paco llevaba treinta años manteniendo un harén de mujeres y hombres hacinados en distintos pisos de Málaga, totalmente sometidos a su voluntad. A partir de ahí empezaron los abusos sexuales a Paloma. Ahora, sentada en un sillón de su casa de la ciudad andaluza, cuenta la pesadilla de la que le costó tanto despertarse.
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