El mercado negro de las drogas —creado por la prohibición— ha convertido al pequeño maleante del barrio en el gran capo y ahora dueño de la ciudad, el que cierra restaurantes, compra autoridades y baila con quien quiera. Las mafias tienen una razón económica de existir y toman decisiones como cualquier empresario. La plata y el plomo son costos para el negocio, pero necesarios para comprar la protección oficial, crear lealtad en el equipo y competir contra los rivales.
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