Amanda Jospe, de 83 años, murió de forma natural a principios de 2014 en su casa de la calle de Alonso Heredia, en el barrio de La Guindalera del distrito madrileño de Salamanca, pero su cadáver momificado no fue descubierto hasta el pasado jueves por la Policía Nacional. Nadie la echó de menos hasta que su sobrina, que vive en Israel, dio la señal de alarma y avisó a los agentes al ver que pasaba mucho tiempo sin saber nada de ella.
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